La cadena de ganados y carnes argentina atraviesa el cierre de 2025 con un balance favorable, además de buenas perspectivas para el futuro. Así lo indica el último informe Ganadería 360° – Evolución 2025 y Perspectivas 2026 elaborado por la Sociedad Rural Argentina, que describe un año de transición hacia un modelo más abierto, competitivo y con mejores precios internacionales.
El documento señala que, pese a la reducción del rodeo, que perdió unas 2,6 millones de cabezas y se ubica en 51,6 millones, la producción de carne creció levemente (+0,9%), impulsada por un mayor peso promedio de faena y una mejora en la eficiencia reproductiva. La relación ternero/vaca llegó al 69%, aunque la elevada participación de hembras en la faena indica que la recomposición del stock aún no comenzó.
Aun así, los números económicos fueron los mejores en años. Los márgenes reales de la cría mejoraron un 27%, los del ciclo completo un 44% y los de la invernada también un 44%, con precios de la hacienda entre un 12% y un 16% por encima de los promedios históricos. El crédito al sector se duplicó frente a 2024, alcanzando los 1.934 millones de dólares, equivalentes al 17% del valor agregado bruto ganadero.
El contexto internacional acompañó. Los precios globales de la carne bovina subieron un 25% interanual, mientras el valor FOB argentino llegó a los 4.500 dólares por tonelada, el más alto en más de tres décadas. La guerra arancelaria impulsada por Estados Unidos afectó a Brasil —que enfrentó un arancel del 50%— y abrió espacio para que Argentina aumente su participación en ese mercado.
China, aunque con menor ritmo de crecimiento, se mantuvo como principal comprador, y los envíos a destinos de mayor valor como la Unión Europea, Israel y Estados Unidos crecieron 7%. En términos de valor, las exportaciones argentinas alcanzaron un récord de 381 millones de dólares en agosto, pese a que el volumen cayó 12%.
En el plano doméstico, el consumo de carne vacuna subió 7%, hasta los 50 kilos por habitante al año. La mejora del salario real y la normalización del mercado tras la eliminación de las restricciones comerciales permitieron que el público vuelva a acercarse a la parrilla. Sin embargo, los salarios aún compran un 26% menos carne que el promedio de los últimos 30 años.
El informe destaca que el período 2024-2025 estuvo marcado por una liberalización del comercio: se eliminaron los derechos de exportación para vacas y carnes porcinas, se redujeron las alícuotas para bovinos y aviares y se abrieron nuevos mercados como Ecuador, Filipinas y El Salvador. También se eliminará el peso mínimo de faena desde 2026.
De cara a 2026, la entidad subraya que el principal desafío será consolidar la competitividad externa y recomponer el stock ganadero sin resignar eficiencia ni rentabilidad. Entre los objetivos se destacan fortalecer el financiamiento sanitario —con un Senasa autárquico—, implementar la trazabilidad electrónica, avanzar hacia el estatus de país libre de aftosa sin vacunación y sancionar una nueva Ley Federal de Carnes.
También se propone eliminar impuestos distorsivos como Ingresos Brutos y Derechos de Exportación, ampliar el crédito productivo y promover mercados de futuros más transparentes.
El informe concluye que 2025 fue un año de reposicionamiento: los precios y márgenes mejoraron, la producción se estabilizó y el comercio exterior avanzó hacia productos de mayor valor. “La sociedad expresó la opción de continuar y profundizar el modelo económico”, señala el documento, que anticipa para 2026 una consolidación de la inversión, el empleo y la expansión de la actividad económica.
La rural se entusiasma ahora con el inicio de un nuevo ciclo de retención y aumento de peso de faena. Un proceso natural de recomposición de stock que, con una demanda firme, podría sostener buenos precios para la carne vacuna, el pollo y el cerdo.
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