“No creo en la suerte, la suerte se trabaja”, dice el médico veterinario Javier Rojas Panelo, y agrega: “Es importante, para los jóvenes que están empezando, que todo lo perfecto que ven en redes sociales, a veces no es tan así, puede haber complicaciones, las cosas cuestan. Yo no tuve un camino fácil pero siempre supe que quería ser veterinario, y con eso me alcanzó”.
Lo que cuenta lo dice con conocimiento, porque no sólo comparte tiempo en la manga con colegas y productores, también escucha y lee preguntas en redes sociales, donde tiene una presencia activa (sobre todo en Instagram, donde tiene ya 105.000 seguidores).
Javier nació en Azul y se crio yendo al campo de su abuela donde se reunía toda la familia. De aquellos años recuerda estar con el caballo todo el tiempo y ayudar a su padre, también veterinario, en lo que haga falta. Esa infancia los marcó bastante todos: de sus cinco hermanos tres están vinculados al campo: Javier y un hermano veterinario, además de una hermana agrónoma.
Actualmente vive en Tandil, está casado con Mili (periodista, comunicadora) con quien tiene tres hijos: Juan Cruz, Cata y Borja. “A mi hijo más chico lo vi caminar por un video, fue dura esa etapa, ellos en Buenos Aires, yo en Azul”, recordó.
A continuación, parte del testimonio de Javier que fue publicado en el capítulo 79 de El podcast de tu vida (emitido el 25 de agosto de 2023). A continuación, parte de esa charla en la que hablamos, además, de evolución de la ganadería (sobre todo la cría), de música, series y películas, libros y viajes en el tiempo. Pasen y lean…
-¿Cómo fue tu infancia? ¿Dónde creciste? ¿Haciendo qué?
-Mi familia son todos de Buenos Aires. Mis viejos son de allá, mis abuelos paternos son de allá, mis abuelos maternos son españoles pero después de casados se fueron a vivir a Argentina. Pero mi abuela tenía campo en Azul, ella murió, pero está el campo todavía. Asique mi viejo cuando se recibió se fue a vivir a Azul, y mi infancia y adolescencia fueron ahí hasta que me fui a estudiar a Buenos Aires. Fue una infancia espectacular. En esa época podías agarrar la bici e irte solo a cualquier lado, al club, a jugar en la calle y nadie se preocupaba por nada. Vivíamos lejos pero mi mamá sabía que si no estábamos en el club estábamos en lo de mi tía. Asique mi infancia fue entre Azul y el campo, que está a 15 kilómetros de la ciudad. Todos los veranos, inviernos, fin de semanas largos, nos íbamos al campo. Un lujo la infancia, no me puedo quejar.
-¿Qué ibas a hacer al club? Es una época, la infancia, la adolescencia, que uno pasa mucho tiempo en el club y con amigos. ¿Qué deporte se te daba bien?
-Bien ninguno (se ríe), no soy de los deportes, pero los hice. En el club de remo de Azul jugaba al rugby, pero después nos pasábamos todo el tiempo ahí, jugando a lo que venga: básquet, metegol, paleta, nos pasábamos el día entero.
-¿Y del campo qué cosas te acordás de pibito? Es una época que las cosas te quedan muy marcada.
-Me la pasaba arriba del caballo. Me acuerdo de eso, yendo a dar vueltas al día entero. Yendo a la estación de trenes. Saltando de un vagón a otro. Hacer chozas en el monte. Nos pasábamos todo el día afuera hasta que sonaba la campana, que volvíamos a almorzar o ya a la tardecita a bañarnos y cenar.
-¿Y alguna comida de esa época?
-Lo que más me acuerdo son los asados de los sábados al mediodía. La mayoría de las veces era cordero, teníamos ovejas en el campo. Y se llenaba de gente. Había una cancha de fútbol, una cancha de tenis y un frontón para jugar a la paleta. Entonces me acuerdo de que después del asado empezaban a caer autos y se armaban partidos de fútbol y de tenis. Yo creo que venía la mitad del pueblo, más o menos… Mi viejo y mi tío super deportistas, incluso en una época había una cancha de polo. En verano era casi un club te digo…
-¿Por qué veterinaria? ¿Te fue fácil? ¿Dudaste? ¿Tenías un plan b?
-Siempre dije que iba a ser veterinario. Nunca dudé. Siempre me gustaron los animales. Pero el último año del secundario me empezó a agarrar una duda de si quería ser porque yo quería o era casi un devenir porque mi viejo era veterinario. Mi vieja me mandó a hacer un test vocacional y me acuerdo que le dijeron “este chico está destinado a ser veterinario”.
-¿La idea con la que entraste a la carrera fue la misma con al que saliste?
-Yo estaba bastante decido a querer laburar con vacas, que era lo que conocía por mi viejo. Pero empecé a cursar materias de animales pequeños, estuve en el hospital escuela de la UBA que estaba buenísimo. Pero al final no me imaginaba teniendo una veterinaria y trabajando con mascotas. También, al final de la carrera pensé en hacer clínica de caballos. Cuando me recibí estuve trabajando con vacas en Azul y después me fui a trabajar a un haras de caballos de carrera. Me saqué las ganas y dije no, lo mío son las vacas.
-¿Cómo fue irte de Azul a Buenos Aires? ¿Tenés otros hermanos que se hayan ido antes que vos?
-Yo soy el segundo. El más grande estaba estudiando abogacía en Buenos Aires y vivía con mis abuelos maternos, los españoles. Cuando terminé quinto año yo podría haber venido a Tandil a estudiar veterinaria porque me quedaba re cerca, pero mi vieja dijo, salgan del pueblo, conozcan otra cosa, abran la cabeza y después si quieren volver al pueblo, vuelvan. Me costó mucho ese arranque. Vivimos un año con mis abuelos y después nos fuimos a un departamento con mi hermano. Primero que me había quedado una materia del secundario y no había podido arrancar la facultad en tiempo y forma. Por eso me fui a laburar a Estados Unidos con caballos de carrera.
-¿Y qué hacías allá?
-Yo era chico, tenía 18 años, pero fue espectacular, de petisero de polo. Pero tuve que volver para arrancar la facultad. En Estados Unidos yo estaba solo, ganando plata, jugando al polo, pasándola bárbaro, a el CBC en la UBA, en Ciudad Universitaria. Me fue pésimo. No sabía ni quería estudiar. Fue un golpe de realidad y la pasé mal. Después arranqué la facultad y todo se fue acomodando, no fue fácil tampoco, pero anduvo. También estar lejos de tu casa y la familia.
-¿Qué es lo que más te gusta de lo que hacés hoy?
-Me gusta mucho viajar, más allá de que es cansador. Me gusta conocer distintos lugares y charlar con la gente.
-¿Qué destacarías de los cambios que han ido habiendo desde que laburás, hace algo más de una década?
-La cría siempre viene más relegada en la ganadería. La recría está más de punta. Cuando en realidad, la cría es la base de la pirámide. Pero lo que yo veo es que cada vez se da más importancia a la cría, se está midiendo más, la tecnología nos ayuda. Desde poner un eléctrico para dividir un potrero, hasta un bastón lector de caravanas electrónicas, la inseminación artificial.
-Hace unos años se empezó a dar un corrimiento de la ganadería, pero ahora siento que hay un revival de la ganadería, una vuelta, al menos, a la producción mixta. ¿Cómo lo ves vos?
-Si, veo que las empresas que antes eran 100 por ciento agrícolas están diversificando hacia la ganadería. Sobre todo cuando vos ambientás un campo y vas viendo dónde calza mejor cada cultivo o forraje. Y campos que eran mixtos, donde la agricultura era de punta y la ganadería estaba tirada en un bajo, de a poco se va tratando de tener la ganadería también de punta.
-Sos muy activo en redes sociales, vas contando lo que hacés, hacés vivos, ¿Por qué empezaste y qué te llama la atención del feedback que vas teniendo?
-Arranqué poniendo fotos de la familia y algo del laburo. Y a mí me gustaba comunicar todo eso. Pero también se dio que en un momento tuve que salir a buscar laburo y terminó siendo mi vidriera para conseguir clientes.
-¿Y el feedback?
-Muy bueno, yo trato de contestar los mensajes. Y veo que también les sirve a los que están empezando, porque ven que hoy estoy acá, pero me costó, no todo es color de rosa. Cuando pongo para que me hagan preguntas, lo que más me consultan es cuánto me llevó la facultad. Se miden mucho con eso. Y si en Instagram vos ves todos veterinarios que hicieron la carrera en cinco años y a vos te cuesta, te pega. Cuando yo cuento que en mi facultad eran siete años y a mí me tomó diez. Los alivia. Yo estoy donde estoy ahora porque me la pasé laburando, la suerte no existe, la suerte se labura. Que sepan que hubo un momento en el que yo estaba en Azul y mi mujer y mi primer hijo en Buenos Aires. A mi hijo lo vi caminar por un video. Todo se fue dando, pero no fue fácil.
-Arranquemos el pin-pong de EPV. ¿Qué hacés cuando llegás a tu casa después de un día largo para relajar, resetear, cambiar la bocha?
-Más allá de estar con mi mujer y mis hijos un rato. Me gusta mucho salir a caminar y de a poco empiezo a correr. Salir a las sierras. Escuchar música. En mi mundo. Me despeja y me da paz. Es un buen momento de introspección.
-¿Un país o ciudad que hayas conocido y recomiendes visitar?
-Siempre volvería a España en general, y a Madrid en particular. Mi abuelo materno era de Madrid, mi abuela materna de Portugalete, en Bilbao. La primera vez que llegué a Madrid fue como llegar a casa.
-¿Algún lugar que te gustaría conocer?
-Me encantaría ir a África. Desde que tengo uso de razón quiero ir a Kenia, Tanzania, la migración de los ñus. (N de la R: la migración de los ñus es un fenómeno anual en el que millones de ñus, junto con cebras y gacelas, recorren las llanuras de África Oriental en busca de pasto fresco y agua, es una maravilla natural que atrae a turistas y científicos por igual).
-¿Tu comida favorita?
-Guiso de lentejas. Me encanta hacerlo, me sale muy bien.
-¿Películas o series? ¿Por dónde vas?
-Cuando estudiaba veía series más cómicas, como “Friends”, creo me sé diálogos de memoria. La he visto mucho, antes y ahora. Hoy estoy más por las de aventura, tipo “Game of thrones” o “Vikingos”.
-¿Libros?
-Estoy alejado de la lectura ahora. No sé si es por la edad, los hijos, las redes sociales. Pero me he pasado veranos en el campo leyendo mucho de Wilbur Smith. Creo me leí todos los libros creo. También de Paul Auster.
-¿Qué superpoder te gustaría tener?
-Teletransportarme, para poder estar más en casa y menos perdiendo el tiempo en viajes.
-¿A qué lugar de la historia de la humanidad o de tu propia historia viajarías si pudieras subirte al Delorean?
-Volvería siempre a mi infancia en el campo, veranos y vacaciones de invierno donde la única preocupación era salir a jugar.
-¿Qué música escuchás? ¿Qué tema musical elegís?
-A mí me gusta todo. Depende de la hora del día y lo que esté haciendo. Estuve pensando mucho en esta respuesta, pero “Bitter sweet simphony”, de The Verve.
La entrada Javier Rojas Panelo, el veterinario que tranquiliza a los jóvenes que están empezando: “Nada es fácil, pero se puede” se publicó primero en Bichos de Campo.